El tiempo
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(1)El cuento se sustenta y transcurre en el tiempo. Aunque existen múltiples formas de manejar el discurso temporal, actualmente se prefiere manejar el cuento con el conflicto desarrollado, con lo cual el autor regresa al pasado remoto o al inmediato para irlo revelando poco a poco.
*****En la vuelta al pasado remoto, el cuentista dará indicios sobre el conflicto. Le llamo pasado remoto porque en muchas ocasiones el conflicto se instala en el tiempo distante, anterior, el momento en el que se narra el cuento: “había una vez, hace mucho tiempo…”, rezan los cuentos de nuestra infancia. Cuando son acontecimientos que están muy próximos al presente, se les puede distinguir como pasado inmediato, y el autor los utilizará como mejor convenga (hechos que pudieran haber sucedido en la tarde o el día anterior). Estos movimientos temporales generan una especie de Línea Argumental del Tiempo (LAT), forma por las directrices de ida y vuelta del pasado al presente y viceversa.
*****El cuento que inicia cuando el conflicto dramático está desarrollado genera una especie de presente capaz de crearle expectativas al lector. A partir de él hace una vuelta temporal hacia el pasado, en la que va desentrañando el conflicto del principio, y después regresa al presente, da más información sobre el conflicto, avanza hacia un clímax donde debe haber varias líneas de resolución, y culmina con un final específico. La mayoría de los cuentos de Doce cuentos peregrinos de García Márquez tienen esta forma temporal.
*****De esta manera el narrador juega con diferentes planos temporales y espaciales. Así lo hace J. D. Salinger en “Un día perfecto para el pez banana”, donde primero narra toda una serie de escenas, dentro de un cuarto de hotel, evita el párrafo de transición y pasa a la siguiente serie de escenas, en una alberca y la playa, y luego repite el procedimiento. Cada plano incrementa la Línea de Tensión (LT). A esta técnica Julio Cortazar le llamaba acumulación. Estos planos estructurales se van contraponiendo o complementando según la intención del narrador, y pueden usarse para evidenciar diferentes ambientes sociales. Distinguir los periodos temporales significa darse cuenta de cómo el narrador hace la vuelta temporal, como en el mencionado Doce cuentos peregrinos; los periodos temporales del presente son muy breves y la estancia en el pasado muy larga. En otros narradores, como Cortazar, los periodos pasados son muy breves, pero en cada regreso al presente adiciona un distractor. En todo cuento hay una combinación de lapsos de presente, pasado remoto y pasado inmediato.
*****Hay cuentos lineales que se pueden sostener mientras el escritor tenga la habilidad suficiente para ir construyendo distractores. Sin embargo, en un relato lineal es más difícil la ocultación del hecho por narrar porque el inicio no presenta el conflicto desarrollado. En cambio, en los cuentos no lineales el escritor tiene más posibilidades de ocultamiento y juego de distractores, pues desde las primeras acciones el lector se encuentra con un conflicto que no comprende y desea desenmascarar. En el cuento lineal los vectores de distracción deben ser muy fuertes para que el conflicto no anuncie con anticipación el final. Este tipo de cuento está más cercano a los relatos orales, pues tiene la misma estructura de los primeros cuentos tradicionales.
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(2)Cuando hablábamos del tiempo narrativo y del tiempo estructural, la posición del narrador está íntimamente vinculada al tiempo desde donde cuenta. El narrador elige un momento para empezar a contar la historia y a menudo este tiempo (estructural) no coincide con el tiempo cronológico, es decir con la línea trazada desde el punto temporal más remoto de la historia hasta el más reciente. Pero también ocurre que a veces ese tiempo se disloca y se hace astillas ante nuestros ojos porque el narrador ha decidido saltar de un momento a otro. A veces ese salto se hace pausadamente, a veces ocurre sin previo aviso. En algunos casos ocurre en capítulos alternos y en otros bastan unas frases para romper ese tiempo. A esto último lo llamamos flash back.
*****Se trata de una técnica narrativa de uso bastante frecuente y que nos permite condensar la historia pasando brevemente por hechos pretéritos que alumbran el momento presente de la narración. Mucho más explícito como técnica cinematográfica el flash back es, sin embargo, un recurso narrativo que encontramos en muchas novelas y también en algunos cuentos. La analepsis o flash back es una brusca y repentina alteración del tiempo que rompe la secuencia cronológica y nos traslada al pasado de la narración. Es una ruptura fugaz, a menudo desconcertante para el lector, pues a diferencia del racontto, no parece tener lógica e incluso a veces rompe la cadencia sintáctica, como si fuera una burbuja de tiempo pasado que estallará en las tranquilas aguas del presente narrativo: como en esas películas en las que aquel personaje amnésico empieza a recordar fragmentos de su pasado y la secuencia nos los presenta como víctima de visiones fugaces, repentinas.
*****El caso contrario es el de la prolepsis (flash forward), que es un salto repentino hacia delante, aunque la mecánica sea la misma que la de la analepsis. Conversación en la catedral, de Mario Vargas Llosa es un ejemplo contundente de este recurso, menos frecuente, pero muy útil en la narración. En ambos casos se utiliza para ofrecerle al lector un dato necesario a la hora de entender el argumento.
*****También ocurre que tanto la analepsis como la prolepsis suelen darse de manera más bien lenta.
*****Les recomendamos la lectura de Tiburón, cuento de Edmundo Paz Soldán en el volumen Amores imperfectos (Alfaguara).
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(1) Después apareció una nave, Guillermo Samperio, pag: 113
(2) Curso de escritura creativa de Jorge Eduardo Benavides, Clase XXXVI, La analepsis o flash back
2 comentarios:
A eso se le llama sincronía mental: Justo hablábamos con unos amigos sobre la analepsis y la prolepsis la madrugada de hoy en el vips de insurgentes y reforma
Besos Mafis!
Mi Mafis
Te agradezco mucho que compartas con nosotros, las enseñanzas de tus mentores. Y más, porque ejemplifiquen con uno de los pocos libros de García Márquez, que realmente me fascina (a riesgo de ser lapidada, confieso que prefiero el estilo de Vargas Llosa, pese a que detesto sus posturas políticas, con todas las fuerzas de mi renegada alma).
Pero "Los doce cuentos peregrinos" me encanta. Tienen razón, casi todo es contado mirando hacia el pasado. Auch, me dio frío de acordarme de "El rastro de tu sangre en la nieve"; y mieditis, de pensar en que me sucediera algo como a la protagonista de "Solo vine a hablar por teléfono".
Un saludote dominguero
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