7 de agosto de 2009

Los que saben y lo que saben...


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Antes de proseguir con la temática árida como la de los adverbios y como pedí que si deseaban proponer algún tema en torno al cuento o a otro género literario, voy a abordar algunas preguntas (de Paola Cescón y Felipe Huerta). Paola decía que en su taller de microficción, ficción breve, híperbreves, etcétera, (porque según el país de habla hispana a los textos brevísimos les nombran como quieren, pero la denominación es lo de menos), ella había propuesto que el cuento brevísimo se escribiera en conjugación del presente y parecía implicar que, debido a que pertenecemos a una lengua “muy compleja”, debíamos reducirnos a la mínimas conjugaciones y que la más sencilla era la del presente (“voy, vas, vamos, van”).
A primera vista no parece mal su propuesta, pero si ampliamos la lente y vemos la lengua hispánica con ella nos damos cuenta de que más bien debe ser al revés, en tanto que dicha lengua es rica, amplia, polifacética, flexible, novedosa (en tanto que cada país latinoamericano ha enriquecido el “español” que nos llegó hace 5 siglos) y si hay una lengua novedosa en el mundo, en este momento, es el español de América. No es gratuito, por ello, que los mejores escritores del mundo nos encontremos en este continente. Y esto no sólo se aplica a la microficción y al cuento, sino también a la novela y al ensayo literario. Soy de la opinión, más bien, de buscarse una buena gramática (sugiero la de Henríquez Ureña, 2 tomos chicos; librerías de viejo), estudiarla poco a poco (fue la que me sugirió el Mtro. Tito Monterroso cuando fui su discípulo) e incorporar los descubrimientos que allí encontremos, aunque los ejemplos literarios que ponen él y el otro autor, cuyo nombre no recuerdo, sean ya un tanto anacrónicos. Me parece una posición fácil (incluso contra la propia escritura) reducir mi literatura a una sola conjugación verbal cuando contamos con la lengua más rica del mundo. Tal vez el francés de África sea mucho más rico que el que practican en Francia.Y ya que estoy tocando un asunto planteado por mi amiga Paola, de una vez le comento que sí, que el uso del adverbio, como lo expuse en la nota anterior también se aplica a la novela y al ensayo literario (incluso a los discursos políticos, aunque éstos se encuentre plagados de adverbios, a veces inventados, con tal de ser rimbombantes ante su público).

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Respecto de la pregunta de Felipe Huerta referida a que si la situación actual del cuento tiende hacia el ensayo, a la mezcla de géneros, o al dominio de la microficción, le diré que, en principio, el cuento moderno, el inaugurado por Hawthorne y Poe, Melville, Sherwood Anderson y luego desarrollado por distintos autores hasta llegar a Quiroga, Borges, Onetti, Cortázar, Fuentes, Arreola, Rulfo, Elizondo y muchos otros latinoamericanos y algunos otros americanos (Beattie, Carver, Mary Robinson, Tobias Wolff o Barthelme), más los que estamos escribiendo ahora, en general escribimos cuentos modernos, es decir, los que se inician con el conflicto desarrollado y no se van narrando por el a, b y c, como el cuento tradicional.

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Esto no quiere decir que se utilicen estructuras rígidas y, desde luego, se escriben cuentos-ensayo como los de Alejandro Rossi (qdp) en su libro Relatos, o de finales sucesivos como “Subraye las palabras adecuadas” del otro venezolano Luis Britto García, el ambiguo con dos posibles finales (Melville), el abierto (con diversas soluciones: Antón Chéjov), los cuentos- cartas, etcétera. O sea, que el cuento moderno está pertrechado para gran movilización y plasticidad como para que se pierda su esencia: contar una historia que nos conmueva hasta el fondo de nuestros sentimientos y/o nuestro pensamiento, incluso, pertrechado contra las técnicas modernas del cine, el video y el anuncio televisivo.

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En lo que se refiere a la microficción, aunque la practico, no deja de ser un cuento mínimo en su esencia, aunque se puede escapar del cuento hacia la poesía o el anuncio, por ejemplo, pero lo importante es que al terminar de leerlo, aunque tenga cinco palabras, debe conmover al lector como lo hace un cuento. Los hiperbreves se disfrutan tanto como un cuento largo, pero el disfrute es fulminante; como en el cuento, no hay que darle tiempo al lector para que adivine el final. Es, por decirlo así, el género literario más moderno, pero nunca va a sustituir al cuento. Irán paralelos en la historia próxima de la literatura del mundo.

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En lo que se refiere a la propuesta del maese Lázaro Azar Boldó sobre nuestros recuerdos tropicales, proponiéndome lúbricas conjugaciones, le sugiero presentarle a un jovencito llamado Pluscuamperfecto Lubridio Apertura de la Mesa Redonda con el cual puede conjugar verbos que no fueron inventados ni por Óscar Wilde. (Guilermo Samperio, discución en su facebook)





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La brevedad es hermana del talento. (Antón Chéjov)

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No es un buen escritor de cuentos quien utiliza más vocabulario, sino quien utiliza las palabras como meras herramientas para lograr que su historia se escuche.

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Escribir relatos es un juego y, para seguir jugando, es necesario que en ningún momento deje de divertirse. (Patricia Highsmith)

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La diferencia entre un cuento y un relato es que en el primero necesariamente hay acción, algo pasa; en el relato sólo hay descripción, recreación.

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El cuentista tiene que ser un buen lector de poesía, pues el poema es el género primo hermano del cuento. Ambos trabajan a profundidad, ya sea hacia arriba o hacia abajo, como dice Cortázar. El poema comprime sus recursos, a meno que se trate de un poema épico (de eso no estamos hablando). Un verso trasmite una idea, lleva una imagen y tiene un ritmo, tres elementos importantísimos para el cuento.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Las formas del tiempo para narrar algo, pueden ser diversas, y coincido contigo. El español "criollo" o Americanizado, regionalizado tiene gran aplitud, e incluso sería lindo buscar hermnarnos en un español americano sólo en aras de buscar mayor riqueza lingüística.

Por otro lado, el cuento es dinámico. Suponía quela diferencia con el "relato" es que el relato era menos preciso y concluyente. Y agradezco mucho esta precisión.

Muy extenso y sustancioso este post!

Saludetes

El cola E´Flecha dijo...

Uy mi Mafis, tu post está demasiado elevado para mi limitado entendimiento... Yo no se de esas cosas, "Español" siempre fue la materia mas aburrida de la escuela para mi, y obviamente no aprendí nada (no tengo la mas remota idea de lo que es un adverbio jajaja). Intento leer y entender lo que posteas, pero la verdad, no puedo... Ya me empecé a preocupar :-s

marichuy dijo...

“Escribir relatos es un juego y, para seguir jugando, es necesario que en ningún momento deje de divertirse."(Patricia Highsmith)

Querida Mafis

Es algo irónico, que doña Patricia haya dicho eso... bueno no es irónico, seguro ella se divertía mientras ejercitaba su espléndida pluma, pero sus historias resultan todo... menos divertidas. Soy le manos indicada para ejercer de "crítica literaria", pero me parece que esta novelista texana ha sido una de las mejores escritoras de novela negra. Uff

En cuanto a los consejos, deberé tatuarme en cerebro, piel y corazón lo dicho por Antón Chéjov:

"La brevedad es hermana del talento"... a ver si por lo menos lo primero logro aprenderlo.

Un abrazo

Aurore Dupin dijo...

Considero que el cuento es un género que exige aún más pericia que el ensayo, sin duda.

Fernando García Pañeda dijo...

Quizá pueda ser buen (o aceptable) escritor de relatos, pero no de cuentos.
Con la poesía me defiendo algo mejor en cuanto a la sugerencia, a la impresión. Pero, con reparos.
Y, en efecto, la gramática está para ser usada, exprimida a conciencia.