¡Hey!...bichito,bichito.
Mmmm, no se acercó. Tenía ojos verdes, pelambre gris y unas garras peligrosas.
No me gustan los gatos, este llamó mi atención porque no se movió durante la tormenta. No le asustaron los truenos. El viento no le tiró ningún pelo de su bigote, ni mucho menos le voló la actitud estoica con la que lo descubrí y dejé en el balcón de la casa amarilla.
Nuevamente el cielo escupió el agua a borbotones. Las gotas de lluvia forman imágenes caprichosas en el parabrisas del auto. Hay tiempo suficiente para jugar con la mente.
Mmmm, no se acercó. Tenía ojos verdes, pelambre gris y unas garras peligrosas.
No me gustan los gatos, este llamó mi atención porque no se movió durante la tormenta. No le asustaron los truenos. El viento no le tiró ningún pelo de su bigote, ni mucho menos le voló la actitud estoica con la que lo descubrí y dejé en el balcón de la casa amarilla.
Nuevamente el cielo escupió el agua a borbotones. Las gotas de lluvia forman imágenes caprichosas en el parabrisas del auto. Hay tiempo suficiente para jugar con la mente.
Camino desnuda entre los carros, descubro desniveles donde se acumula el agua de lluvia mezclada de lodo y desechos. Meto los pies y juego con la basura. Doy vueltas y más vueltas, los automovilistas me observan. Mi pelo escurre de agua mugrosa. Recorro mis manos por mis piernas, mi abdomen, mis pechos. Un auto rojo pasa cerca, me baña de agua, desaparece el lodo de mi cuerpo y de nuevo se muestra limpio y brilloso. El auto que lanzó agua, se detiene sólo unos metros delante de mí. Dos hombres desnudos bajan a reunirse conmigo. Jugamos a mojarnos. Uno se coloca delante y otro detrás de mí. Sus durezas se encajan, una en mis nalgas, otra en mi pelvis. A un tiempo ambos me ensartan y vuelo. Todos observan, sonríen, opinan. Incluso una mujer baja de su auto, se acerca a mirar cada pene. Descubre con asombro que ambos penetran mi vagina. Yo no paro de moverme, ellos no se detienen, siguen duros y fuertes. El que está frente a mí, muerde mis pezones, el que me da placer por atrás, acaricia la margarita. Todos aplauden después de cada espasmo que sacude mi cuerpo. Exigente pido más y más. El montado enfrente termina primero en un gemido intenso, sale y jala mis brazos, me inclina. El otro montado atrás reacomoda, se mete más hondo, hasta el infinito de mi cúspide...me voy al cielo. Los tres envueltos, insaciables, en el suelo, mordemos, mamamos, cogemos...reiniciamos...
Hay que circular, llegar a casa. Miro al gato, mojado, estoico. Yo estoy mojada, estoica.
Sé que soñaré rico...jejeje.
Sé que soñaré rico...jejeje.
Yop...
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